
Cómo afecta la COVID-19 a la agricultura
El sector agroalimentario español es uno de los pilares fundamentales de nuestra economía. Nos salvó ya de la crisis del 2008. En las circunstancias actuales, marcadas sin duda por la COVID-19, ha sufrido y ha tenido que sortear muchos problemas, pero probablemente será el bastión que ayude a recomponer nuestro tejido productivo tras la pandemia.
La COVID-19 en nuestra agricultura
A las pocas semanas de declararse el estado de alarma en marzo de 2020, las cosechas en nuestros campos languidecían porque faltaba mucha mano de obra para poderlas recoger y procesar. No olvides que, desde hace años, tenemos una gran dependencia de los trabajadores del campo extranjeros y, en esos momentos, no podían entrar en el país. Por consiguiente, los productores se enfrentaron a costes más altos para salvar la situación.
Para agravar el problema, las cuarentenas que imponían los distintos países y las limitaciones a la circulación de personas y mercancías hacían prácticamente inviable llevar los productos agrícolas más allá de nuestras fronteras. Estos, por sus especiales características, no se podían paralizar eternamente en los arcenes.
En España, apenas notamos los problemas. Nuestras fruterías seguían estando abastecidas y en ningún momento sufrimos carencias. Sin embargo, has de saber que no en todos los países fue así. Los que dependían en mayor grado de sus importaciones tuvieron escasez de ciertos productos. Si algo ha puesto de manifiesto el coronavirus ha sido precisamente la necesidad imperiosa de considerar a este sector como imprescindible en todos los países.
Nuestro país produce más del 25 % de las frutas y hortalizas de la Unión Europea y las cifras de producción en 2020 son muy similares a las 2019.
No todo fue COVID-19
A esas alturas, todavía es difícil determinar qué variables vienen marcadas por la COVID-19 y cuáles han estado afectadas por el clima o por el Brexit no regulado. Ya observaste en diciembre como, a pesar de la inexistencia de aranceles, los nuevos controles fronterizos con Reino Unido podían colapsar los pasos y generar enormes retrasos. Es un enigma aún cómo afectará a todo el sector en el futuro.
Los nuevos paradigmas agrícolas tras la pandemia
Una de las características más curiosas derivadas de la pandemia fue el cambio de comportamiento que experimentamos los consumidores. A los dos meses de declararse el estado de alarma, incrementamos nuestro consumo de hortalizas en un 34 % y el de fruta, especialmente cítricos, en un 16,5 %. Se estableció una relación entre productos agrícolas y salud.
El segundo paradigma importante fue el aumento en el consumo de productos de proximidad y sostenibles. Probablemente, si el sector evoluciona, lo hará precisamente en esa dirección. La demanda de la agricultura ecológica ha experimentado un gran incremento que ha venido para quedarse.
El tercero se traduce en el enorme crecimiento del sector en el e-commerce que, antes de la pandemia, era residual en internet.
Si atendemos a las cifras, la agricultura ha sido una de las grandes beneficiadas por la pandemia tras superar los primeros obstáculos. Sin embargo, las cifras no cuentan todo. Hay algunos problemas que subyacen:
- Muchos productos agrícolas han sufrido una importante caída en el precio pagado a los agricultores. Es el caso de la berenjena, la fresa o el pepino, entre otros. Lo grave es que las importaciones de estos productos se ha incrementado en un 7 %, lo que ejerce una mayor presión sobre nuestros productores.
- Las grandes cadenas de alimentación y los intermediarios han sido los grandes beneficiarios, ya que el consumidor ha visto encarecerse de forma drástica todos los productos.
En definitiva, aunque es importante pensar en la supervivencia, no está de más que conozcas los cambios subyacentes en el medio y largo plazo, así como la importancia de seguir fortaleciendo al sector.